En 2015 un grupo de investigadores chinos anunciaron que habían ‘tocado’ el ADN de un embrión en el laboratorio y a principios de 2018 trascendió que llevaban años editando genéticamente a sus ciudadanos. Según informa AP, un equipo de investigadores chinos dice que los dos primeros bebés editados con CRIPSR acaban de nacer en Shenzhen, a pocos kilómetros de Hong Kong.
Quién hace las declaraciones es el mismo coordinador del proyecto, He Jiankui, según el cual dos mellizas editadas genéticamente nacieron este mes de noviembre. El equipo de He Jiankui lleva bastante tiempo haciendo experimentos con fetos de hasta seis meses con la idea de ‘inactivar’ el gen CCR5 con un enfoque técnicamente sencillo.
CRISPR es una especie de sistema inmunológico que tienen las células y que en la última década hemos aprendido a usar como un mecanismo para cortar, pegar y modificar material genético. Gracias a él, las células procariotas podían cambiar partes de su ARN y de ADN de tal forma que incluir ‘trozos’ defensivos frente a los virus que se “alimentan de ellas” (los fagos). Usando una secuencia de de ARN como guía, podemos inmunizar microorganismos importantes de uso comercial (como el Penicillium roqueforti, responsable del queso roquefort), recuperar especies animales o hacer modificaciones genéticas en personas para erradicar las peores enfermedades hereditarias.
La mayoría de expertos (y las grandes instituciones científicas del mundo) consideran que las «intervenciones de mejora» presentan muchos problemas éticos, médicos y sociales. En el caso de intervenciones para curar enfermedades, la gravedad de la enfermedad justifica los riesgos de la intervención.
El gen CCR5 juega un papel importante en el desarrollo de enfermedades como el VIH, codifica un receptor de citoquinas para las células T del sistema inmune y aquellos con dos copias de la mutación delta32 son resistentes a la enfermedad. Este gen forma parte las diez variantes genéticas «ventajosas y sin efectos secundarios», se ha escogido porque es una apuesta relativamente segura para marcarse un tanto en la carrera biotecnológica actual.
TechCrunch ha conseguido contactar con el Hospital donde se supone que se realizó el procedimiento y este se ha desvinculado del mismo negando cualquier vínculo con él. Por si fuera poco, la Universidad ha señalado que el científico lleva seis meses en excedencia y que el experimento no se ha realizado en sus instalaciones. Más de cien científicos chinos han escrito una carta condenando el experimento.
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