2015 fue el año en que me chuté las tres temporadas de House of Cars, y después de una tercera temporada que casi mataba de un infarto, las expectativas por la cuarta temporada estaban por los cielos. Hace unas de semanas Netflix liberó los trece nuevos episodios de esta producción protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright, y a continuación te comparto mi opinión.
Lo bueno
- Sigue el dramatismo y giros de tuerca que nunca esperábamos
- Personajes tan queridos siguen saliéndose del camino
- La intriga que genera la política es interesante
- Una producción que se da a respetar
- Factor sorpresa
- Dominique McElligott
Lo no tan bueno
- En comparación con las anteriores, esta es un poco menos estresante que la anterior
- Ni un solo capítulo te deja con tantas ansias de ver el siguiente
Historia
La temporada tres nos dejó prácticamente en el inicio de las campañas políticas, en la cual nuestro gran amigo y señor presidente, Frank Underwood tendrá que lidiar no solo con dirigir una nación completa, sino con conseguir ser el candidato electo por su partido para llenar la boleta electoral camino a las elecciones próximas, sin embargo tal y como nos dejaron intrigados, pareciera que Claire ya no está del todo de acuerdo con lo que su esposo planea y se nota una ruptura aún más evidente en esta temporada, que la anterior.
En esta ocasión veremos cómo se resuelven algunas cosas que quedaron al aire en temporadas pasadas, veremos caer aún más profundo a algunos personajes clave en la resolución de problemas y también veremos a personajes muy queridos y casi impensables partir de esta serie para siempre.
Como en cada temporada, House of Cards nos presenta una historia llena de giros de tuerca, llena de intriga y de misterio pero que también parece haber decaído en el factor necesidad, necesidad de ver un capítulo tras otro como si el mundo fuera a acabarse mañana. Desde mi punto de vista, siento que eso fue algo que le faltó a esta temporada, basta con decir que me latió y causó más satisfacción la segunda temporada de Daredevil que la de ésta serie.
La cuarta temporada de House of Cards cumple su cometido, resuelve algunas cosas y deja abiertas muchas otras. Nuevamente tenemos asesinatos, sexo, traición, drama y todo lo que esta serie nos presenta desde la primera temporada, sin embargo siento que queda a deber.
En esta temporada se integran los flashbacks como un recurso adicional para entender ciertos factores.Presentación
Netflix para mi es un maestro en cuanto a producción se trata, desde los créditos hasta la música, el guión y el elenco que presenta no solo en House of Cards, sino en todas sus producciones originales merecen una ovación de pie.
La cuarta temporada nos presenta nuevos escenarios pues vemos a la pareja Underwood rondar por los principales estados de USA, tanto en pareja como separados. Vemos también una vista más íntima a la casa blanca, la residencia del presidente, y lo mejor, es que regresamos a lugares que marcaron las primeras temporadas, como aquel restaurante donde Frank iba por sus costillas asadas por el maestro de la cocina, Freddy.
La integración de nuevos personajes a la trama le da justo lo que faltaba, alguien que pueda luchar cara a cara contra Frank, alguien que no le tenga miedo y que cuente con las armas necesarias para hacerlo caer tanto privada, como públicamente. Sin dudar la integración de la pareja Conway como candidatos a la presidencia de aquel país marcó una pauta en este drama, además, ¿cómo decirle que no a la belleza que irradia Dominique McElligott?
Para rematar, House of Cards toca un tema un tanto delicado para el mundo, pues relaciona a la gente del Medio Oriente como ya casi todo el mundo los clasifica, unos criminales. Es una carta arriesgada tocar ese tema, que incluso podría causarles problemas, pero se aventaron y resulta de una manera interesante la manera en la que manejan dicho tema, digamos, sin pasarse de la raya.
Conclusión
¡Sorpresa, sorpresa! Esta temporada nos da un golpe sentimental con la muerte de cierto personaje, pero también nos deja claro que para ganar, hay que saber jugar nuestras propias cartas y utilizar nuestros errores, para nuestro beneficio. Al final, House of Cards sigue demostrando porque es una de las más grandes producciones que Netflix ha realizado hasta el momento.
Este escrito representa únicamente la opinión de su autor y no necesariamente la del equipo de Versus Media.
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