Ha pasado casi un año desde que 20,000 empleados de Google realizaron una huelga para protestar por el manejo de la compañía del acoso sexual y la mala conducta.
Si bien Google prometió hacer cambios, los empleados han acusado a la empresa de tener una «cultura de represalia». Hoy, Recode informa que una docena de empleados actuales y anteriores de Google todavía tienen miedo de informar problemas en el lugar de trabajo.
En un documento interno obtenido por Recode, 45 empleados dicen que fueron degradados, expulsados o colocados en proyectos menos deseables después de presentar quejas ante los recursos humanos. Los empleados le dijeron a Recode que Google continúa ocultando, en lugar de abordar, cuestiones que van desde el acoso sexual hasta la seguridad.
En una declaración proporcionada a Engadget, la vicepresidenta de operaciones con personas de Google, Eileen Naughton, dijo:
«Informar sobre mala conducta requiere valor y queremos brindar atención y apoyo a las personas que plantean inquietudes. Todas las instancias de conducta inapropiada que se nos informan se investigan rigurosamente, y durante el año pasado hemos simplificado la forma en que los empleados pueden plantear inquietudes y hemos brindado más transparencia al proceso de investigaciones en Google. Trabajamos para ser extremadamente transparentes sobre cómo manejamos las quejas y las medidas que tomamos».
Después de la huelga el otoño pasado, Google actualizó sus políticas para manejar la conducta sexual inapropiada. La compañía terminó el arbitraje forzado y describió cómo se manejarían las investigaciones. Los empleados dijeron que fue un buen comienzo pero no suficiente. Meses después, un líder de retirada abandonó la compañía por presuntas represalias. Poco después, otro lo siguió. Para abril, los empleados organizaron un ayuntamiento para compartir sus experiencias de represalias en el lugar de trabajo.
Los hallazgos de Recode son consistentes con los informes que se han publicado durante el último año. Pero un documento con docenas de empleados que afirman haber enfrentado represalias hace que el puñado de situaciones de alto perfil del año pasado parezca ser parte de un problema mucho mayor.
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