Ante el desarrollo tecnológico a pasos agigantados, la programación y las ciencias juegan un papel crucial en la formación de los profesionales del futuro. Sin embargo, muchas niñas en América Latina, especialmente entre los 9 y 12 años, pierden el interés por estas disciplinas debido a estereotipos de género y falta de acceso a recursos educativos. Este es un desafío que Mariel Rábago, de la fundación Gritos de Amor AC, está decidida a enfrentar.
Hace unas semanas, Mariel conoció a Ximena, una niña de 11 años que, después de una clase de Criptología e Inteligencia Artificial en su escuela, expresó con entusiasmo su deseo de convertirse en científica y estudiar robótica.
Este momento fue revelador para Mariel, quien rápidamente se dio cuenta del impacto que estas disciplinas pueden tener en la vida de los niños. Sobre todo en un entorno donde las niñas muchas veces no se ven representadas en campos relacionados con la tecnología.
«Es preocupante cómo los estereotipos de género pueden desmotivar a las niñas en un momento clave de su desarrollo. Muchas de ellas pierden interés en las matemáticas y las ciencias, pero no porque no sean capaces, sino porque la sociedad no les muestra lo emocionantes y accesibles que pueden ser estas materias», comenta Mariel.
Con la firme convicción de que el futuro de México depende de formar a una generación preparada en las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), Mariel ha iniciado un proyecto para llevar clases de programación a través de videojuegos como Roblox para 25 niñas y niños de una primaria pública.
Estos cursos proporcionan a los estudiantes una introducción dinámica y divertida al mundo de la programación, con ocho sesiones semanales de 90 minutos que en total tienen un costo de mil 800 pesos gracias a un acuerdo con la plataforma Crack the Code.
Para financiar el proyecto, Mariel ha organizado una recaudación de fondos con la meta de reunir 45 mil pesos a través de la plataforma GoFundMe. En poco más de un mes, suma casi la mitad del monto gracias a 20 donaciones.
«La programación no sólo es una herramienta para desarrollar habilidades técnicas, sino que también fomenta la creatividad, la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Estamos preparando a los niños y niñas para un futuro en el que estas habilidades serán fundamentales para su éxito profesional y personal», mencionó emocionada Mariel.
La relevancia de esta iniciativa no solo radica en la oportunidad que ofrece a niñas como Ximena de perseguir sus sueños en campos dominados por la tecnología, también en el impacto que puede tener en la transformación de la sociedad mexicana.
«Como sociedad, debemos unirnos para asegurarnos de que México prospere. Esto empieza desde los más pequeños, brindándoles las herramientas necesarias para construir un futuro en el que no solo consuman tecnología, sino que también la creen», añade Mariel.
En un mundo cada vez más digitalizado, la importancia de la programación no puede subestimarse. Al aprender a programar, las infancias se preparan para trabajos del futuro y desarrollan habilidades que les serán útiles en cualquier ámbito de la vida.
Además, iniciativas como la de Mariel ayudan a romper las barreras de género y a asegurar que tanto niñas como niños tengan las mismas oportunidades para destacar en el mundo de la tecnología.
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