Tunic

Tunic, un juego bastante bonito que por algunas razones me recordó bastante a Zelda siendo más puntal al Minish Cap, pero que sin pedirle nada a esa saga ni a souls tiene su propia esencia.

Entregándonos una experiencia que vale cada minuto, ha llegado el momento de echarle una revisión.

Historia

La historia de principio es algo confusa al menos yo no la entendí muy bien ya que el juego comienzo con Link versión furro que se va a despertando en una isla y que sin más nos pone a la aventura, el cual es un elemento bastante conocido de sagas como souls y Zelda donde sin una cinemática o un tutorial únicamente nos vamos guiando nuestra intuición y por pistas que el mismo juego nos va poniendo.

Casi al ¼ de la aventura se nos comienza a explicar que trip con este pequeño zorro el cual es uno más de varios que quieren romper una maldición para calmar a un espíritu maligno recolectando tres llaves (¿bastante familiar no?).

Mas allá de pequeñas explicaciones que se encuentran en las hojas del “manual” el cual funge como tutorial, la narrativa de este título puede llegar a ser confusa y si no les prestaste suficiente atención hasta inentendible. 

Presentación

Desde que fue anunciado en PC Gaming Show del E3 2017 algo que llamó la atención y que sin duda es de lo mejor que nos ofrece el título es su estilo visual, trayendo a nosotros un juego en vista isométrica, que como dije, bastante parecido a Zelda, que creo combina Minish Cap y también Link’s Awakening.

La vista isométrica no es algo ajeno al género, pero a mi parecer, por su diseño de escenarios los cuales van desde pequeños calabozos, bosques y un overworld que es a simple vista impresionante tanto por su nivel de detalle y el de sus personajes el cual busca mantener la estética de todo este mundo, este estilo de cámara sale a relucir ya que le saca provecho a la ambientación que es única tanto por el uso de luz y sombra dentro de los mismos escenarios

Su ambientación musicalmente hablando es buena a mas no poder todo, esto de la mano de Lifeformed y Janice Kwan que nos entregan una banda sonora que al menos a mí me hizo sentir cada una de la sensaciones que los escenarios nos deberían hacer sentir al estar ahí desde frialdad hasta tranquilidad cuando todo está bien.

Todo lo anterior es un claro reflejo de la influencia de la saga Zelda dentro de este título y a pesar de eso no se siente como una copia se llega a sentir como un juego único el cual vale la pena cada minuto de jugarlo.

Jugabilidad

Su jugabilidad es bastante sencilla, pero en esto radica el porque se siente como un título único en la primera hora de juego no tenemos absolutamente nada mas que una rama a manera de espada para defendernos y posteriormente a esto no pasa tanto tiempo en que tengamos un escudo y una espada.

A pesar de lo anterior, conforme vayamos avanzando nunca hay que confiarse ya que tenemos un barra de vida algo pequeña y que si eres descuidado prácticamente cualquier enemigo por muy pequeño que sea es capaz de matarte dado que además de la barra de vida contamos con una barra de estamina la cual se consume al hacer dash y que si te pegan con esta barra agotado los golpes que te den dolerán más.

Hablando un poco más del combate este se vuelve relativamente más sencillo conforme vamos avanzando ya que los stats de magia, vida y estamina, así como tu fuerza para provocar más daño, se pueden ir mejorando usando ítems que vas encontrando y oro que recoges de los enemigos derrotados.

Eso si algo a destacar de esto a diferencia de otros títulos es al menos yo no tuve que farmear oro para poder seguir avanzando dentro del juego ya que en ese sentido conforme vas avanzando obtienes lo suficiente y el farmear oro para necesariamente avanzar una sección no sucede.

El respawn es algo similar a la saga souls donde tienes estatuas de zorro con una antorcha que al interactuar con ella se utiliza como checkpoint, eso sí, si te mueres te quedas sin nada hasta que encuentres a tu espíritu para recoger lo que dejaste al morir, pero si antes de eso vuelves a morir tus cosas se pierden.

Como mencioné la narrativa puede llegar a ser algo ambigua, pero en general la manera de ir avanzando es bastante intuitiva y por esto mismo creo que tiene un buen nivel de rejugablidad ya que a pesar de que terminé el título, creo que no le saqué provecho a los escenarios y me parece que dejé secretos y varias cosas atrás.

Conclusión

Tunic es una experiencia única que vale la pena revisar tanto por su estilo visual, su dirección musical y su jugabilidad, ya que te quedas picado y te obligas a ti mismo a terminar con el título, además de la increíble nostalgia que genera al tener tantos parecidos con Minish Cap y Link’s Awakening.

Por otra parte, también su nivel de dificultad no está tan pasado de rosca como un souls, pero sin duda alguna no es sencillo, así que al menos si quieres terminarlo al 100% si puedes sacarle unas 10 horas de juego.

El juego está disponible para su compra en Steam y también con Game Pass, así que no hay pretexto para no darle una oportunidad.

Agradecemos a Finji las facilidades para realizar esta reseña.