Kong: La Isla Calavera

King Kong es, tal vez, junto a Godzilla, uno de los mitos/monstruos jamás creados en la historia de la humanidad, pero a ambos, los hemos visto en diversas películas casi siempre bajo el mismo argumento y solamente con mejores efectos especiales.

En 2015, el inmenso gorila regresó a la pantalla con, una vez más, una versión que nos narraba básicamente la historia de siempre sobre King Kong, más de lo mismo. Pero en 2017 Jordan Vogt-Roberts nos trae un reboot más de la franquicia, aunque con una historia que nunca habíamos visto (o al menos yo no). ¿Realmente merecemos otra película de Kong?.

Historia

En 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, dos pilotos caen en una isla en la cual continúan la pelea que tenían en el aire, aunque nunca se imaginaron que un problema entre dos, terminaría gracias a la presencia de un ser de proporciones impensables que habitaba aquella isla: Kong.

La película posteriormente nos lleva a la «era actual» en el año 1973 cuando James Conrad es contratado por el agente del gobierno estadounidense Bill Randa para guiar una expedición para mapear una isla conocida como Isla Calavera. Randa también recluta a Sky Devils, un escuadrón de helicópteros veteranos de Vietnam dirigido por el Teniente Coronel Preston Packard, el Mayor Jack Chapman y el Capitán Earl Cole además de la fotoperiodista Mason Weaver.

Durante poco más de hora y media, vemos una historia no antes contada, al menos no que yo tenga recuerdo. Kong habita en la Isla Calavera, y es venerado como un dios y/o protector de la misma por los nativos debido a que piensan que él los protege de los Skullcrawlers, monstruos reptiles del subsuelo que han matado a los antepasados ​​de Kong.

La historia es entretenida y se desarrolla de manera bastante buena, realmente no dejan huecos ni mucho menos los ya clásicos «teaser» de que habrá una secuela pronto. Más bien, es conocer un poco más de Kong sin que los americanos quieran llevárselo a EUA para meterlo en un teatro…

Presentación

Aquí es donde Kong merece mucho más mérito, pues justo donde dejé el apartado anterior es donde deja de cuadrar «con todo lo que nos habían contado» de aquel mono gigante. ¿Pero por qué lo digo? Primero que todo, Kong es un monstruo, literalmente, de tamaño impensable, no, ni de chiste cabe en un teatro para exhibirlo. Es sumamente grande comparado con todo lo que nos han dicho anteriormente y esto más allá de ser una exageración, simplemente deja en claro quién es el rey de la Isla Calavera.

Los efectos especiales son sumamente buenos, una serie de explosiones nos demuestra lo que es capaz de generar el armamento de guerra, pero sin duda lo mejor es el nivel de detalle que tiene nuestro protagonista, digamos que es una versión gigante de César de El Planeta de los Simios, y una versión muy bien realizada que nuevamente, impone respeto en la pantalla.

Otro cuento es la música y los efectos especiales, y es que pareciera que nunca los tomaron tan en serio. Salvo aquellos que nos transmiten los efectos de las bombas y armas, el resto de los sonidos de la película son incluso de risa y a veces pareciera que le quitan esa «seriedad» que tiene.

Visualmente Hawai, lugar donde se filmó parte de la película es sumamente hermoso. Los paisajes que nos presenta Kong: La Isla Calavera son bastante buenos, pero incluso al inicio de la película por un momento sentí que estaba viendo Jurasic Park, cosa que no lo hace malo, pero tal vez fue una mala ejecución la toma que usaron.

Retomando el tema del inicio, Kong: La Isla Calavera es algo que no habíamos visto, pues vemos a un simio pelear por su territorio contra enemigos que nunca lo había hecho, como una lagartija gigante que incluso me atrevería a decir, podría ser el primer intento de saber cómo peleará este simio contra Godzilla cuando la película de ambos sea lanzada en unos años más adelante.

El filme termina siendo una mezcla de acción, terror, tensión y fascinación en conjunto. Es sumamente agradable en los primeros minutos de iniciar y además, rompe con otro de los ya «clásicos» de Kong: la chica no forma parte relevante de que él decida o no, hacer algo.

Conclusión

Kong: La Isla Calavera es una manera buena de iniciar de nuevo con la franquicia, el trabajo realizado en pantalla por Loki, a.k.a Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson (que termina demostrando ser un cabrón) y Brie Larson solo por el hecho de salir a escena. Palomera, pero divertida y diferente, eso es Kong: La Isla Calavera.

Este escrito representa únicamente la opinión de su autor y no necesariamente la del equipo de Versus.