Spec Ops: The Line o cuando la guerra no es un juego

Que tal chicos y chicas, primero que nada, feliz año nuevo y espero que se la hayan pasado bien en estas pasadas fiestas decembrinas jugando muchos videojuegos y con el clásico recalentado familiar. Hoy les hablaré de un título el cual me había llamado la atención desde hace ya un tiempo, incluso muchos lo consideran como una joya de la generación pasada: Spec Ops: The Line. Salió a mediados del 2012 para diversas plataformas, desarrollado por Yager Development y publicado por 2K Games. Claro, actualmente es bastante difícil de conseguir (al menos en formato físico) pero para mí grata fortuna, pude encontrar una copia de medio pelo dentro de una tienda de videojuegos, fue casi como un milagro haberlo comprado y pues, como ya se habrán de imaginar, es lo que he estado jugado en estas últimas semanas. Bueno, después de contarles este pequeño e innecesario cuento de navidad, hablemos del juego.

La historia comienza en el paraíso predilecto de los empresarios, Dubai, la cual ha sido azotada por terribles y poderosas tormentas de arena, trayendo caos y destrucción en esta hermosa ciudad, incluso el ejército de Estados Unidos ha tenido que intervenir, enviando al reconocido batallón conocido como “The Damned 33rd” (los condenados de la 33, pero se ve más bonito en inglés) con el fin de rescatar a los damnificados de este desafortunado suceso; uno pensaría que todo saldría bien, pero aparentemente las cosas se salieron de control y, por algún extraño motivo, se ha perdido la comunicación con el batallón.

Han pasado seis meses después de este acontecimiento, ha dejado de ser el foco de atención de los medios y del público, pero no para Estados Unidos, en especial al recibir una desalentadora grabación del coronel John Konrad, líder del batallón 33, dando un breve informe sobre lo que ha ocurrido en los últimos meses, por lo que el gobierno envía a un equipo Delta comandado por Martin Walker, el protagonista del juego, para hacer una misión de reconocimiento a Dubai.

Dubai ahora no es más que un recuerdo, al menos en el juego.

En lo que respecta al juego, Spec Ops: The Line pertenece al género de disparos en tercera persona donde la cámara se sitúa sobre el hombro del personaje, muy similar a Gears of War. Y esto no es lo único que tiene en común con esta franquicia, ya que también comparte el sistema de cobertura para resguardarnos de los tiroteos, aunque me hubiese encantado que tuviese el botón para lanzarnos a un costado; esquivar granadas en Spec Ops es todo un martirio, en especial porque el movimiento de Walker se siente muy acartonado y robótico para mi gusto. También podemos dar órdenes a nuestros compañeros de equipo para salir victorioso en situaciones complicadas: como lanzar granadas aturdidoras, encargarse de enemigos a largas distancias así como de forma sigilosa. Aunque la inteligencia artificial de éstos suele ser algo deficiente en algunas ocasiones, por lo general cumplen bien su trabajo.

Tendremos que abrirnos a tiros para encontrar la verdad.

Como podrán ver, pareciera que Spec Ops: The Line no es más que otro shooter genérico como la mayoría de los shooters que inundaron la biblioteca de juegos de la generación pasada, entonces: ¿qué hace tan especial a Spec Ops por encima de los demás? Por más extraño que esto pueda sonar, porque normalmente este elemento puede pasar desapercibido dentro de este género, es su narrativa y la idea que busca transmitir al jugador.

Actualmente en los videojuegos así como en algunas películas y series de televisión, pintan a los conflictos bélicos como algo malo pero necesario, que para bien o para mal sirven para “mantener la paz”, para liberar a los oprimidos y  para crear “héroes”, cuando en realidad eso no es así. Podemos verlo en Call of Duty Modern Warfare 2, por ejemplo: después de un acontecimiento crucial, Rusia se dispone a invadir a los Estados Unidos. La lucha es cruenta, pero los soldados estadunidenses hacen lo mejor posible para resistir a la invasión, mientras que el legendario capitán Price junto con su fiel compañero “Soap” MacTavish luchan en el otro lado del mundo para detener al responsable que hizo que estas grandes potencias lucharan entre sí para llevar a cabo la tercera guerra mundial. Claro, tuvimos que esperar hasta la tercera parte para ver la conclusión, pero como mencioné, al final los héroes salvan el día, así nada más y todo el mundo es feliz.

En cambio, Spec Ops: The Line es una crítica a este arquetipo de juegos de guerra y eso es lo que me encantó de este título. Podría decir que las primeras misiones del juego son una especie de parodia, porque el equipo Delta se enfrenta a un grupo de rebeldes nativos de Dubai, como todo buen cliché. Spec Ops es crudo, no se guarda nada y nos echa en cara que la guerra no es para nada divertida y mucho menos heroica. La verdadera naturaleza del juego se va haciendo más notoria conforme avanzamos en él, aquello que empezó como una misión de reconocimiento pronto se convierte en un viaje sin escalas derechito al infierno.

Las cosas han salido mal y, créeme, se pondrán peor.

Para darle mayor un toque más de realismo al juego, los desarrolles optaron por incluir el trastorno por estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés), el cual se caracteriza por la aparición de síntomas específicos tras la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático y suele presentarse comúnmente en los soldados. Este elemento es importante dentro de la trama, pero los desarrolladores buscaban que el jugador se sintiera mal, que a pesar de esforzarse por mejorar las cosas pero que solo seguirán empeorando pero lo más importante, recalcar que no son héroes.

Las pantallas de carga juzgan tus acciones.

Spec Ops: The Line recibió muy buenas críticas por parte de la prensa especializada, en especial por su gran narrativa, destacándose sobre los demás. Uno pensaría que un juego tan aclamado como este hubiese vendido millones de copias, pero tristemente no corrió con esa suerte. Como mencioné anteriormente, la generación pasada estuvo plagada de muchos shooters, más concretamente de Call of Duty, que si bien es cierto que ya perdió el prestigio y la calidad que mostró con Modern Warfare, sigue siendo una de las franquicias más vendidas hasta la fecha. Spec Ops: The Line fue un juego relativamente corto y la razón fue por un elemento que se ha implementado de manera forzosa en los últimos años: el modo multijugador. El estudio apostó mucho a este modo de juego, pero al final no fue del agrado de todos (de hecho, nadie lo jugó) y eso fue un factor para que el título no vendiera como se esperaba.

A pesar de que el juego es corto y por los movimientos acartonados de Walker, este juego es una gran experiencia llena de acción pero que dejará a los jugadores con la boca abierta con su sorprendente narrativa, por ello es una joya que resaltó por encima de los demás shooters (a pesar de sus terribles ventas) y es un juego que ningún jugador debe pasar por alto. Si bien es cierto que es difícil de conseguir en formato físico, podrán encontrarlo en Steam a un precio muy accesible.


Este escrito representa únicamente la opinión de su autor y no necesariamente la del equipo de Versus Media.

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