Sand Land

Hace unos meses Akira Toriyama dejó este mundo. Un hombre cuyo trabajo se convirtió en un fenómeno mundial dejando su huella en la industria del manga con obras como: Dr. Slump o Dragon Ball; e incluso de los videojuegos participando en fenómenos del género JRPG como Dragon Quest o Chrono Trigger.

No cabe duda que se trata de alguien que ha dejado huella en el mudo; y, aunque aquí en Latinoamérica se le tiene un especial cariño por ser el autor de las aventuras de Goku y sus amigos. La realidad es que Toriyama siguió escribiendo historias mucho después de haber alcanzado el éxito de masas, incluso si estas eran de una menor escala y reconocimiento. Una de estas tales historias es Sand Land.

Historia

El mundo se ha vuelto un desierto gigante. El efecto de incesantes guerras y desafortunados desastres naturales han convertido el paisaje del mundo en un triste yermo, lleno de barrancos y arena. En este mundo tan desolado, castigado por el incesante sol;  el agua es el recurso más valorado, uno que además es administrado en buena parte por un gobierno autoritario y cruel. Esta tierra ahora conocida como Sand Land y es habitada por los remanentes de la humanidad y, curiosamente, por demonios.

El protagonista de nuestra historia es Beelzebub, príncipe de las tinieblas e hijo de Lucifer; quien más allá de ser un literal diablillo, no es muy distinto a los niños que suelen protagonizar las historias de Toriyama; siendo imprudente, impulsivo, extrañamente noble y por supuesto, bueno para los trancazos. La aventura comienza cuando Rao, el sheriff de un pueblecillo cercano, llega a la villa de los demonios para pedir ayuda ya que cree en la existencia de un lago legendario en algún lugar lejano de Sand Land. Esto debido a que ha avistado aves que se supone solo migran hacia donde hay grandes concentraciones de agua que tienen pececillos pequeños, por lo que sospecha que en esa dirección encontrarán el preciado recurso que tanto humanos como demonios necesitan. Beelzebub se muestra escéptico al principio, pero después de ser generosamente convencido con una consola de videojuegos (Un PlayStation 6 con un juego de Dragon Quest en el manga) decide pedir permiso a su papa para acompañar al humano en su búsqueda del legendario lago. Este acepta y el príncipe demonio emprende su aventura, no sin antes llevarse a uno de sus compañeros demonios con él. El anciano, sabio y cascarrabias Thief. 

La historia es una pequeña odisea por el desierto donde conoceremos diversos personajes, amigos y enemigos, quienes son altamente carismáticos y llenos del humor característico del autor. El juego adapta de manera fiel los eventos del manga, conservando  los temas, sucesos y personajes originales, pero cambiando el orden y forma en el que suceden ciertas cosas. Bandai Namco nos tiene acostumbrados a adaptaciones de anime mucho más mediocres en lo que a presentar su narrativa se refiere; normalmente tienen problemas reconciliando la parte narrativa con la jugable, ya sea por el género del juego o por la forma desconectada que tienen de contar sus historias. Sand Land me parece un paso enorme en la direccion correcta. La forma en que los sucesos narrativos son modificados lo suficiente para incluir al jugador lo más posible en ellos, mientras que mantiene la fidelidad en la medida de lo razonable; me parece digno de reconocimiento. Sin que necesariamente se trate del AJRPG mas impresionante de este año, el juego de un gran trabajo para que su historia y su jugabilidad se una en lugar de separarse; volviéndolo una experiencia atrapante, interesante y cómica en el proceso.

Presentación

El estilo visual de Sand Land es un cel shading muy bien logrado, con modelos que parecen tener una alta carga poligonal, pese a sus diseños estilizados. Así como un muy buen Anti-Aliasing que consigue que las líneas que rodean a los personajes se perciban bastante suaves. Los rostros y cuerpos de los personajes son muy expresivos y en general transmiten perfectamente los momentos narrativos y de conversación entre personajes. El único detalle que no me encanta es como las animaciones pueden parecer acartonadas o repetitivas de repente, denotando las limitaciones del juego, y, aunque los desarrolladores parecen tratar de mitigar este detalle con un trabajo de cámaras interesante, no deja de notarse que estamos ante un juego que no necesariamente es de altísimo presupuesto. Dicho esto, lejos de centrarnos en lo que falta y viendo lo que hay, estoy muy satisfecho.

La iluminación y las texturas, por ejemplo, es uno de los logros técnicos del título. Tienen una curiosa calidad “Realista” que contrasta con los aspectos más caricaturescos. La presentación. Por momentos, me recordó un poco al remake de Wind Waker (The Legend of Zelda: Wind Waker) con los modelos redondeados y la iluminación; aunque con su propio estilo, obviamente. El contraste realista que menciono, lejos de ser un problema, me parece que encaja perfecto con el estilo de ilustración de Akira Toriyama; ya que quien ha visto su trabajo se dara cuenta que no le era extraño poner objetos con un sombreado y detallado más realista en sus ilustraciones, especialmente en los elementos mecánicos. Esto en gran parte es lo que hacen muchos de sus dibujos tan reconocibles y llamativos. Digo, además de su muy particular diseño de personajes.

La interfaz es muy buena. Si bien la IU de un juego suele ser algo que se da por sentado la mayoría del tiempo, en el caso de Bandai Namco estás suelen variar en calidad estética y funcional. Es por ello que me alegra, que los menús sean faciles de navegar y visualmente satisfactorios, a la vez que los señalamientos y demás elementos de la interfaz estén diseñados de forma tan elegante. Quizá se trate de un detalle pequeño, pero es digno de reconocer.

Es por todo lo anterior, que opino que este juego hace un trabajo estupendo en transmitir la obra de Akira Toriyama visualmente al jugador. Sin ser el juego más impresionante de esta generación, Sand Land consigue transmitir mucha de su identidad gráfica con éxito, evitando verse tan genérico como otros juegos de anime promedio. Me agradan particularmente aquellas zonas enterradas o más artificiales, llenas de metal y luces artificiales, dan un buen descanso a tus ojos del incesante desierto y sus diseños si captaba mi atención.

Quizá, la única queja que tengo con la presentación es que llega a ser repetitiva en un juego tan largo. El desierto, las mazmorras, cuevas, campamentos, vehículos, personajes e incluso los cambios de ambiente que hay más adelante; son todos hermosos. Pero, vas a verlos por horas y horas sin parar. Lo que te hará darte cuenta del reuso de ambientes y de los elementos de utilería.

Jugabilidad

SandLand es un AJRPG con combate en tiempo real. No se trata de un género raro en los juegos de anime y mucho menos aquellos publicados por Bandai. Sin embargo, la forma en que se aborda sí me pareció mucho más creativa e interesante que otros juegos basados en anime que he tenido la oportunidad de jugar.

Me gusta mucho como  desde un principio sabe enlazar sus mecánicas con su narrativa de forma muy orgánica. Como ya mencione; la historia de Toriyama es adaptada de forma relativamente fiel, ya que si bien la mayoría de los sucesos se comparten entre el manga y el juego; las libertades creativas que se han tomado en el orden y la forma en que suceden se han hecho en beneficio de la experiencia. Los desarrolladores hacen un esfuerzo por traer esta historia de la mejor manera y hacernos partícipes de la misma. Incluso si el género y estilo de juego es bastante genérico, considerando que estamos ante un juego de mundo abierto con vehículos en donde el principal ciclo jugable consiste en explorar, pelear con cosas y recolectar recursos. Pero creo que la gracia está en que se centraron menos en el “que” y más en él “como”.

El combate cuerpo a cuerpo es bastante simple. Tenemos un botón de ataque rápido y otro de ataque fuerte; combinando ambos podemos encadenar combos sencillos y conforme subamos de nivel y desbloqueemos atributos en el árbol de progresión tendremos acceso a algunas variantes de nuestros ataque comunes, así como a ataques especiales que ejecutamos de forma específica y cuyo efecto es mucho más contundente que nuestros ataques normales. Podemos esquivar rápidamente usando uno de los gatillos y también hay  objetos que podemos usar durante nuestra batalla con los cuales obtendremos ventajas como; mayor defensa, mejorar el ataque o simplemente recuperar vida. El combate cuerpo a cuerpo no requiere de mucha maestría y los enemigos tampoco hacen mucho para que tu estrategia deje de ser solo dar botonazos y de vez en cuando usar una habilidad especial; quizá la mayor estrategia este en que enemigos te sería conveniente eliminar primero y cuanta distancia mantienes con tus enemigos; pero poco más que eso.

Los vehículos son una gran parte del juego. Si bien el tanque es el principal medio de transporte y combate, existen otros vehículos con diferentes propósitos y habilidades en los que podemos subirnos. Podremos acceder a los mismos a través de un menú radial en donde podemos seleccionar nuestro vehículo guardado y hacerlo aparecer frente a nosotros; con la justificación de que este está guardado en una cápsula. Hay varias piezas que podemos ir intercambiando para mejorar y modificar nuestro vehículos y que con el tiempo tengamos verdaderas máquinas de guerra que nos permitan entrar a territorios de más alto nivel.

Durante el juego iremos adquiriendo puntos de experiencia al derrotar enemigos y completar misiones, con los cuales subiremos de nivel. Cada vez que esto ocurra podremos desbloquear una habilidad nueva de los diversos árboles de progresión que tenemos disponibles. Las habilidades consisten en mejoras y movimientos nuevos para Beelzebub y nuestra party. Estos varían entre habilidades pasivas que ayudan en el combate y la exploración, hasta habilidades activas que podemos activar a voluntad siempre y cuando estén disponibles. El combate, como ya lo mencioné antes, no es muy complejo. Las mejoras y movimientos nuevos que podemos desbloquear, si bien son un buen agregado y algunas son interesantes o con efectos beneficios, no cambian demasiado el ritmo o intensidad del combate o la exploración en general. Sand Land no es un juego complicado, pero sus diversos elementos de progresión y customización agregan a la experiencia; incluso sí la siguen manteniendo sencilla.

Spino es un pequeño pueblo que cumple la función de tu campamento principal. En el se encuentra el garage donde podrás hacer las modificaciones y mejoras importantes a tu vehículo, diversos comerciantes, donde puedas comprar y vender piezas y materiales; además de que es parte del sistema de progresión del juego ya que si haces el suficiente contenido secundario podrás ver a este pequeño cráter en el desierto volverse un próspero poblado.

Conclusión

Sand Land es un muy buen juego. Es un título divertido de jugar y que integra su mecánicas e historia de forma que consigue darnos una experiencia satisfactoria y que puede pararse orgullosa con su propio mérito, más allá del producto en el que está basada y el nombre que tiene detrás. La historia no se toma demasiado en serio a sí misma, sin por ello dejar de tener temas interesantes y personajes entrañables. Mientras que como juego no intenta ser más de lo que es y sin ser una super obra de alto presupuesto, consigue ser un muy buen juego, con mecánicas decentemente sólidas, un mapa divertido de explorar y suficiente contenido para valer la pena.

Sí eres un fan del manga o alguna otra adaptación de la historia y te preguntas cómo sería experimentar de forma jugable. Este juego es para ti. Y si nunca has experimentado esta historia del maestro Toriyama, esta es una buena forma de hacerlo. Sand Land es una historia que vale la pena conocer y es un juego que vale la pena jugar.

Agradecemos a Bandai Namco las facilidades para realizar esta reseña.