Las Chicas del Cable

Netflix sigue con la tendencia de crear contenidos originales y no fiarse tanto de la retransmisión de otros. En esta ocasión traen su primera serie realizada en España y la cual toma lugar en aquel país en los años 20, ¿su nombre? Las Chicas del Cable, que nos habla del inicio de las telecomunicaciones modernas en Madrid.

Cuatro mujeres protagonizan este drama que girará entorno a sus vidas, problemas, trabajo y sorpresas claro está.

Historia

La historia nos pone en el año de 1928, cuando la empresa de telefonía moderna empieza a dar servicio en la ciudad de Madrid en España, ahí, conoceremos a Blanca Suárez, Ana Fernández, Maggie Civantos y Nadia de Santiago quienes dan vida a Alba Romero Méndez (quien se hace llamar Lidia Aguilar Dávila), Carlota Rodríguez de Senillosa, Ángeles Vidal y María Inmaculada «Marga» Suárez, cuatro chicas con historias diferentes, de lugares diferentes y con una personalidad totalmente diferente.

La serie se centra principalmente en la vida de Alba, quien al ser víctima de un suceso aterrador junto a su amiga, busca una manera diferente de llevar su vida y lograr salir de Madrid sea como sea. Sin embargo, Alba termina trabajando en uno de los negocios más prestigiosos de la capital donde para su mala fortuna se encuentra al amor de su vida.

“La vida no era fácil para nadie, y menos para las mujeres”. Menciona la protagonista en la serie.

La serie de ficción cuenta el clásico triángulo amoroso entre clases sociales pero además, busca romper las reglas de la sociedad marcada por la liberación femenina. A lo largo de los capítulos conoceremos un poco más a fondo a cada una de sus protagonistas y cómo deciden o no, enfrentar sus problemas, su vida, su libertad.

En algún momento en lo personal llegue a sentir que estaba viendo una novela de televisión clásica, sin embargo, y para fortuna mía, éstos fueron muy pocos y nuevamente puedes caer en cuenta de que es una serie de la calidad que la empresa nos tiene acostumbrados.

Presentación

Visualmente Las Chicas del Cable es una serie muy bien ambientada en la época pero que a mi parecer rompe demasiado con la implementación de la música moderna, pero que casa bien con las escenas. Pero los detalles más finos se muestra en el vestuario que para aquella época marcaron la entrada oificial de la era moderna de la moda con una estética muy colorida, que ocultaba la figura femenina haciendo que la cintura prácticamente desaparezca y por otro lado, haciendo las ropas tan largas hasta los tobillos.

La fotografía es definitivamente el punto que más aplaudo de esta serie. Ver los escenarios en los cuales se desenvuelve la serie es un placer visual que agradezco mucho. Y es que éstos juegan también en contraste y armonía junto a los vestuarios de las chicas. Además, es un país que no muchos tenemos la oportunidad de conocer y sin embargo, para bien o para mal, la serie no se cuelga de los monumentos más memorables o de los lugares más concurridos para dar rienda a la serie, por el contrario, digamos que nos muestra el otro lado de Madrid.

El desarrollo de personajes es bastante bueno y te deja justo en el hilo para saber que habrá continuación (que recientemente se confirmó tendrá dos temporadas más). El tiempo es suficiente para conocer la vida de cada una de ellas y lograr una conexión intrapersonal.

Pero tal vez la parte que más me agradó de la serie es el título que tiene cada episodio. Sí, probablemente te suene tonto pero no lo es, porque cada título de cada capítulo tiene una referencia bien clara hacia lo que vemos a lo largo de los poco más de 40 minutos de cada uno, y sí, puede que sea algo normal, pero lo mejor, es que cada capítulo tiene un pequeño mensaje para cerrar con broche de oro, como si fuera una fábula.

Conclusión

Las Chicas del Cable es algo diferente, sí, puede parecer una novela en algún momento debido a situaciones ya muy sobre explotadas en la televisión cotidiana, pero la manera en que se desenvuelve la serie a lo largo de sus pocos capítulos hace que marque la diferencia “del resto”.

Este escrito representa únicamente la opinión de su autor y no necesariamente la del equipo de Versus.