Rad

Si bien la temática del apocalipsis es algo que es bastante recurrente en los videojuegos, cada título trata de aportar algún punto diferencial frente a la competencia.

En esta ocasión, Double Fine vuelve a tocar dicho tema, pero lo hace de una manera un tanto más grotesca y a la vez bonita, con un estilo de arte que sin duda es de lo más bonito que he visto en el 2019, y con una jugabilidad bastante retadora y divertida.

¿Listo para una aventura llena de mutantes y mutaciones?

Historia

El mundo de Rad ha sido atacado por el apocalipsis en numerosas ocasiones, y las cosas cada vez se ponen más feas, tanto, que los sobrevivientes han tenido que resguardarse y cuidarse entre ellos en una zona en la cual afortunadamente la desgracia no los ha alcanzado.

Ahora un grupo de adolescentes esperan restaurar su hogar, pero para hacerlo deberán viajar al páramo, una zona de radiación ocupada por diversos monstruos, y donde la muerte está a la vuelta de la esquina, en cada momento.

El argumento del juego más que nada nos sirve para tener una idea de lo que nos espera, y aunque es bastante sencillo, digamos que en cierta manera se va complementando poco a poco con los diálogos que encontramos a lo largo de la aventura así como los secretos que deberás ir descubriendo en este gran mundo apocalíptico.

Presentación

El juego nos permitirá elegir entre diversos personajes para iniciar una nueva campaña, algunos ya vienen desbloqueados y a otros tendremos que obtenerlos conforme juguemos más y más. El diseño de los personajes es bastante bueno y ochentero, con estilos muy bien marcados para cada uno de los adolescentes que podemos elegir para interpretar.

Una parte importante que me gustaría resaltar es como el diseño de los personajes va evolucionando, pues si bien cada uno es diferente en sus habilidades y su apariencia, también se transforman gracias a la mecánica de juego de Rad: cada que subes de nivel tu personaje obtendrá ya sea una mutación, o una mejora de la misma. Dicha mutación no solo es a nivel “interno”, como puede ser el aumento de número de corazones, sino que también es física, como un brazo de fuego, una especie calamar incrustado en tu cuerpo y una gran cantidad de opciones y variaciones que se asignan a tu personaje mientras siga con vida.

Podemos decir que Rad se divide en dos mundos, la zona habitable que es donde prácticamente no corres peligro pues está lleno de personajes que simplemente tendrán diálogos hacia a ti dependiendo de tu mutación y otros que pueden venderte ítems para continuar la aventura. Este mundo es pequeño pero lleno de detalle, con casas, fuentes, objetos como televisores, coches y más elementos que lo llena de vida, a pesar de la situación actual del mundo.

El segundo mundo es el páramo, escenarios donde la acción ocurre. Tenemos diferentes niveles por recorrer, cada uno muy diferente del otro tanto en su diseño como en los enemigos que lo habitan, además cuentan con mecánicas un tanto diferentes para poder progresar dentro de ellos. Cada escenario es realmente único, bonito y a la ves terrorífico y desolador. El diseño que presentan hace que tengas que recorrerlos prácticamente en su totalidad para poder encontrar los monumentos que debes activar para abrir la puerta que nos permite acceder a la zona final de dicho nivel y con ello poder progresar al siguiente mundo. Sin embargo la cosa no es tan lineal puesto que Rad está lleno de secretos, puertas que no parecen puertas y paredes que pueden ser destruidas, mismas que nos brindan más posibilidades para que cada juego sea diferente del anterior.

El diseño de enemigos es bastante bueno, pues a pesar de ser un juego top-down isométrico el nivel de detalle no se ha pasado por alto. Así como el primer mundo que sirve como zona de seguridad, todos los escenarios que conforman el páramo están plagados de detalles hasta en lo más mínimo, con árboles, plantas, coches abandonados, insectos e incluso vestigios de la humanidad que alguna vez habitó dichos lugares, como sofás o televisores. Por si fuera poco cada enemigo que aparece está muy bien diseñado al nivel de que algunos incluso logran camuflajearse con el entorno y solamente aparecen cuando te encuentras cerca y prácticamente listo para recibir daño. Tenemos desde pequeños, medianos y grandes, unos que mutaron de la flora y otros de la fauna, e incluso otros que parecen haber mutado de los restos de otros animales.

Sin duda el apartado visual se complementa muy bien en Rad y es de las mejores partes que tiene el juego, que tampoco podría estar completa sin una banda sonora realmente buena y unos efectos especiales que en conjunto son las cereza en este delicioso pastel. Además el juego cuenta con cierto trabajo de voces, principalmente de aquellos que fungen como narradores, y que le brindan ese toque especial al juego.

Jugabilidad

Rad es un juego roguelike con una mecánica muy clara: muerte permanente. Una vez que eliges a tu personaje te dirigirás a la zona de seguridad la cual además de los NPC también tiene objetos que nos permiten guardar el dinero y los disquetes floppy que encontramos en cada nivel, y éstos son tal vez los más importantes pues un consejo primordial para Rad es que guardes la mayor cantidad de dinero y floppys posibles cada que tengas oportunidad, pues de ésta manera evitarás perderlos si llegas a morir.

Entonces en Rad si mueres, empezarás de cero nuevamente. Sin dinero, nivel cero, siendo una persona normal, y además tendrás que volver a recorrer los escenarios desde el primero.

Cada personaje tiene una forma diferente de atacar, de ventajas y de modificadores que podrá adquirir conforme suba de nivel o cuando encuentres los puntos relevantes que te permitan adquirirlos. Solo puedes tener una cantidad de mutaciones y éstas se distribuyen automáticamente en los botones, sin embargo tú puedes personalizar cada acción al botón que más te acomode. Cada mutación también podrá mejorar poco a poco, por ejemplo, una de mis partidas inició con la posibilidad de arrojar una especie de cucarachas que seguían a los enemigos y los atacaban, pero después de un rato ya eran pequeños monstruos que se quedaban quietos y disparaban a los enemigos pero que además me permitían hacerlos explotar en el momento que yo quisiera y con eso causar más daño.

Los enemigos también tienen diferentes formas de atacar, unos que lo hacen a la distancia y otros que son cuerpo a cuerpo. Por ejemplo algunos lanzan bolas de fuego, pero otros te golpean y además explotan cerca de ti. Y eso si, casi todos te persiguen o pueden saltar una distancia relativamente larga y caer sobre ti para hacerte daño o incluso matarte. Cada enemigo eliminado te brinda experiencia para subir de nivel, aunque claro mientras más niveles subes, más experiencia necesitas para el siguiente. Además cada monstruo arroja dinero o a veces también unos disquetes tipo floppy, de esos de antaño. El dinero nos sirve para adquirir consumibles que van desde los que te recuperan un poco de vida, los que eliminan mutaciones que te causen daño o incluso los que se activan por cierto período de tiempo para irte curando poco a poco. Los floppy por otro lado nos permiten abrir cofres distribuidos por el escenario y a veces pueden resultar una salvación definitiva.

También vale la pena mencionar que los enemigos no son de lo único que tienes que cuidarte, sino también de los peligros del escenario en sí, como los barrancos, charcos de ácido e incluso relámpagos que pueden caer en algún momento. Hasta lo que pareciera inofensivo puede causarte daño o la muerte en Rad.

Cada escenario tiene ciertos objetos que deben ser activados para poder abrir la puerta principal al apartado final del escenario, por ejemplo, dos torres de luz que al activarse permiten acceder a la siguiente zona. En dicha zona, cuyo diseño es mas lineal, podremos encontrar tanto cofres como otros objetos que nos permiten adquirir o mejorar mutaciones, pero también es la zona donde estarán enemigos mucho más fuertes que bloquean la salida del escenario, por lo cual tendrás que eliminarlos si es que quieres salir con vida de ahí. Una vez que has acabado con los enemigos se te brindan dos caminos, uno para regresar a la zona de seguridad y otro para continuar con el siguiente escenario. Mi consejo es siempre ir a la zona de seguridad, primero porque ahí puedes comprar pociones para recuperar vida, y segundo porque guardar tu dinero y floppys debe ser una prioridad siempre, a menos de que seas muy habilidoso o tengas entera confianza en ti mismo para no morir.

Como mencioné anteriormente Rad es un juego con muerte permanente, es decir, cada que mueras tendrás que iniciar una nueva aventura, aunque sí guardaste dinero y floppys, las cosas serán un poco más fáciles. Adicionalmente cada que termina tu partida obtendrás experiencia dependiendo de que tan lejos hayas llegado, lo cual te permitirá desbloquear más objetos, mutaciones, fragmentos del lore, personajes, armas, entre otros, que en conjunto hacen que el número de desbloqueables del juego sean inmenso y claro, haga que la rejugabilidad sea aun mayor.

Además Rad tiene la posibilidad de jugar unos retos diarios que como su nombre lo dice son objetivos que tienes que lograr para conseguir más recompensas.

Conclusión

Rad es sin duda un gran juego a nivel visual y jugable, e incluso a nivel estrés debido a que sabes que vas a morir en algún momento y eso causa que seas el doble de precavido en cada nueva partida.

Es sin duda un título a jugar este 2019, una carta de amor a los 80s, y un título que te va a brindar decenas de horas de jugabilidad.

Agradecemos a Bandai Namco las facilidades para realizar esta reseña.