Una serie de eventos desafortunados

Hablar de Una serie de eventos desafortunados significa remontarnos a 1999 cuando el escritor Daniel Handler bajo el seudónimo de Lemony Snicket, e ilustrada por Brett Helquist publicaron esta serie de libros.

En 2004, Jim Carrey protagonizó una película inspirada en estos libros, y en este 2017 Netflix retomó los libros para hacer su propia versión en una serie de capítulos que cuentan la historia de los pequeños hermanos Baudelaire.

Historia

La serie sigue la vida de Violet Baudelaire, y de sus hermanos, Klaus Baudelaire y Sunny Baudelaire, después de la repentina muerte de sus padres en un incendio que destruyó su hogar. En esta ocasión Netflix nos cambia un poco la historia que vimos en la película de 2004 en algunos detalles sobre los padres y sobre los guardianes encargados de cuidar a los pequeños Baudelaire.

Por mencionar algunos ejemplos, la Juez Strauss tiene un apego muy fuerte a los pequeños en la película, mientras que en la serie tenemos a un personaje que repele a los niños al menos para hacerse cargo de ellos. De igual manera tenemos a la Tía Josephine quien muere de una manera diferente en la película que en la serie, entre otros aspectos que hacen diferentes ambas versiones.

Y por supuesto, aquellos que hayan leído el libro muy probablemente encontrarán otros guiños que les harán felices algo que sin duda es un acierto por parte de Netflix pero que viene ad hoc debido a que el productor de la serie es el mismo Lemony Snicket, (seudónimo de Daniel Handler).

En general, la historia es muy bizarra y con un humor muy negro, con personajes adultos caricaturizados y que aveces demuestran muy poca madurez, pero que te atrapa poco a poco con la personalidad de los actores principales y las pistas que ellos van encontrando en cada capítulo.

Presentación

Lemony Snicket’s A Series of Unfortunate Events es una producción sumamente exquisita visualmente por parte de Netflix, y es que el manejo de la fotografía en cada capítulo es realmente un deleite que disfrutas en cada momento.

Los escenarios, reales y también generados por CGI son algo que realmente disfruté en la serie. Cada uno de las escenas son diferentes, desde la casa de los Baudelaire, pasando por cada casa en la que habitan posterior a la muerte de sus padres así como los caminos que conectan a cada una de éstas escenas son una belleza.

Complementado este aspecto está la música realizada para la serie, algo que va muy acorde a cada momento tanto intenso, como chusco que presenta la desafortunada vida de los pequeños Baudelaire; además, las escenas generadas por CGI para animar a Sunny hacen que la serie se salga un poco de lo «desafortunado» para sacar una que otra sonrisa.

Las actuaciones son también bastante buenas, tenemos a Neil Patrick Harris, Malina Weissman, Louis Hynes y Presley Smith quienes dan vida al Conde Olaf, Violet, Klaus y Sunny Baudelaire respectivamente y que demuestran un talento bastante bueno en la serie, sobretodo para demostrar la inteligencia que sobresale de los huérfanos y complementado de manera muy profesional por Harris quién a mi parecer, hace un papel mucho mejor que el realizado por Carrey en 2014.

Por otra parte, Netflix hace algo un poco malo, algo que en series como The OA logró: atraparte y querer más. ¿A qué me refiero? La fórmula cansa. Es decir, los «eventos desafortunados» son sistemáticos y muy parecidos, es decir, todo tiene el mismo principio, intermedio y final, y vuelve a iniciar, siempre. Y esto al final hace caer en la necesidad de que los capítulos pareciera que necesitan ser menores a los 45 minutos de longitud.

Conclusión

Si bien no es una obra como otras grandes que ha realizado Netflix, ésta si es una serie que disfrutas y que te hace reír y sentir pena ajena por la vida de los Baudelaire. Digamos pues, que es una serie dominguera.

Este escrito representa únicamente la opinión de su autor y no necesariamente la del equipo de Versus.