Xbox Series X

Con la llegada de la generación pasada hace ya casi ocho años también llegó la hora para mi de hacer un cambio drástico en lo que a consolas de sobremesa se refiere, y recuerdo perfectamente que fue la conferencia de E3 la cual me ayudó a decidir cuál sería mi consola de nueva generación en ese entonces, PS4, que además de su precio, me llamó la atención por su diseño y claro, por sus juegos, que al igual que la generación actual, tampoco eran demasiados que digamos.

Fue hasta 2016 cuando mi novia me sorprendió con un regalo muy especial: un Xbox One S, que para entonces estaba estrenándose en el mercado con un diseño renovado y junto a Gears 4 como edición especial incluso. Desde entonces esa fue como tal mi primera consola de Microsoft, así como también lo fue el PS4 de Sony, pues como muchos sabrán, toda mi vida había sido nintendero.

Los últimos años he tenido la oportunidad de probar muchos juegos de Xbox, tanto exclusivos como third party, siempre marcando una diferencia clara respecto a lo que tiene que ofrecer cada plataforma. Ahora, con la llegada de la nueva generación, tuve la fortuna de hacerme con ambas consolas, el PS5 que ya nos reseñó el buen Tyrwar y que salvo su experiencia de reinicios y problemas concuerdo en su mayoría, y el Xbox Series X, que, al igual que con el Xbox One S, fue patrocinado por mi ahora prometida.

A varias semanas desde su lanzamiento he tenido la oportunidad de probar juegos tanto los que llegaron junto a la consola, como los que han salido posteriores a su estreno, todos con una experiencia diferente, pero también mostrando algunas de las capacidades de la «consola más poderosa del mundo» como dice uno de sus argumentos de venta, entre ellos el 4K, HDR, SSD, la gran novedad del quick resume y más.

Diseño y tecnología

A diferencia de la generación pasada en esta ocasión mi diseño favorito es sin duda el de Xbox Series X, que si bien muchos pueden decir «es un cubo negro», discrepo, es una consola que no llama la atención ni tiene porque, con un estilo sobrio y que a pesar de tener mucho más poder a nivel hardware con su competencia directa, tampoco exageró en un diseño tan futurista pero a la vez extraño como la consola de Sony. Es tanto más pequeña como silenciosa así como también más liviana y puesta junto al PS5 pareciera que su aspecto físico la dejara intimidada frente a la competencia, pero no necesariamente lo es a nivel tecnológico.

La mayor parte del tiempo la estuve probando con juegos de lanzamiento en un monitor 4K UHD que lograba aprovechar casi todas las ventajas de la plataforma, y digo casi todas porque por ejemplo no podía disfrutar de un refresh rate mayor a 60 ni mucho menos del HDR, sin embargo debo decir que visualmente los juegos lucen fantásticos, desde algo más pequeño como Bright Memory hasta algo mucho más laborioso como NBA 2K21 Next Gen, juego que pude disfrutar tanto en su versión para Xbox One en septiembre pasado como en su versión next-gen cuando fue lanzada hace pocas semanas. Cada juego tiene algo que ofrecer pero concuerdan en algo: los tiempos de carga son cosa del pasado, y ya sabemos que esto es en parte a la SSD con la que cuenta la consola, pero también a una de las funciones promesa de la marca: quick resume.

Contamos con doce teraflops de poder que pueden correr desde 4K nativo y hasta con soporte para 8K además de una taza de refresh rate de 120, claro, siempre y cuando los juegos lo permitan, algo que no todos lo hacen, y de hecho es mucho más común en títulos de disparos como pueden ser Borderlands 3, Call of Duty: Black Ops Cold War o juegos tan viejos como Destiny 2.

Al igual que Tyrwar nos contó en PS5, la consola no es «capaz» o tal vez los desarrolladores no han logrado encontrar la forma de ofrecer todas las tecnologías al mismo tiempo, por ejemplo tenemos que elegir entre jugar a modo resolución dándole prioridad a los gráficos, o a modo desempeño, dándole prioridad a los cuadros por segundo. Esto quiere decir que es un poco difícil que puedas correr un juego a máxima resolución y cuadros por segundo, y un ejemplo de lo que causó gran revuelo en redes fue lo que sucedió con Assassin’s Creed: Valhalla que sacrificó resolución para brindar más frame rate.

Desempeño y experiencia

La función de quick resume es tal vez una de las novedades más grandes de la nueva generación de Xbox junto al poder de hardware al permitir cambiar entre juegos sin la necesidad de cerrarlos, y por el contrario, poder reanudarlos justo donde los dejamos, incluso si está apagada la consola. La misma la pude probar con juegos como los antes mencionados que fueron lanzados como títulos de la consola como tal, así como con juegos de Xbox One que estuve probando en la Series X como son Power Rangers Battle for the Grid Collector’s Edition donde funcionaba perfectamente entre dejar una batalla a medias a irme a echar unas partidas de NBA 2K21 Next Gen para posteriormente regresar y continuar la pelea justo donde la dejé. También lo probé en juegos como Mortal Kombat 11 Ultimate que si ya deporsi era impresionante a nivel visual, en Series X dejaba en claro que el HDR era sin duda uno de los aderezos que mejoraban la experiencia al ojo humano. Sin embargo también he de decir que no está disponible en todos los juegos y a veces suele «fallar» cuando se apaga la consola, obligándonos a tener que iniciar de nuevo y no desde donde se había quedado exactamente.

En recientes días pude volver a jugar varios títulos en una pantalla OLED de LG la cual ya aprovecha las ventajas tecnológicas como Dolby Vision, Dolby Atmos, HDR, HDMI 2.1 para obtener una mejor versión del 4K y sumado al tan ansiado 120 hz de refresh rate lo cual me permitió exprimir aun más el poder de la consola con los juegos que han sido optimizados para eso, como son los antes mencionados Bright Memory,  NBA 2K21 Next Gen, Mortal Kombat 11 Ultimate e incluso juegos que también hemos reseñado en esa consola como Immortals Fenyx RisinguObserver: System Redux e incluso gracias a Xbox México pudimos jugar Cyberpunk 2077, aunque ya sabemos que lamentablemente este juego no ha sido optimizado para next-gen y de entrada tuvo y sigue teniendo problemas con la generación pasada de consolas.

A diferencia de PS5 y su control DualSense, lamentablemente Xbox se quedó corto respecto a la innovación en su control, añadiendo solamente detalles muy sutiles como el nuevo d-pad que se basa en el integrado en el control Elite, los gatillos ligeramente redondeados para un mejor agarre y en una tecnología que han llamado dynamic latency input que envía información constantemente para ofrecer milisegundos de respuesta a diferencia del control de generación pasada. Además de eso su más grande novedad es el botón de share que se encuentra en la parte central, éste sin duda es un gran alivio pues ya todos sabemos el dolor de cabeza que era tomar una captura de pantalla o grabar un vídeo en Xbox One mediante la interfaz de usuario.

Para finalizar la experiencia se complementa con otro punto de venta frente a su competencia, y que ha estado con nosotros desde Xbox One: la retrocompatibilidad, algo que nos permite jugar ahora no solo juegos del One, sino también de Xbox 360 y Xbox original en nuestros Series X y Series S, y si a todo ello le sumamos que puedes ser parte del servicio de Game Pass, entonces la biblioteca de juegos que tienes a tu disposición es mucho mayor y cada día continúa creciendo. Sin embargo, también hay que decirlo: Xbox Series X|S se lanzó prácticamente sin ningún juego exclusivo first party de lanzamiento, que si bien tuvo juegos como Bright Memory o The Falconeer ninguno es de un estudio AAA ni mucho menos es exclusivo como tal o desarrollado específicamente para dicha plataforma, pues desafortunadamente ya sabemos del lamentable retraso que tuvo Halo Infinite hasta este 2021.

Conclusión

El poder de Xbox Series X es su gran argumento de venta, pero al igual que con Xbox One, su pobre catálogo de juegos y de exclusivas sigue siendo un factor que afecta mucho a la hora de tomar una decisión de compra si es que lo que buscas es realmente disfrutar juegos next-gen exclusivos, pues muchos de los juegos que yo he tenido la posibilidad de jugar en esta consola y que fueron mencionados en esta reseña también se encuentran en PS5 o incluso en PC.

Las ventajas del SSD y del quick resume en conjunto hacen sin duda que los tiempos de espera sean mínimos y por ende podamos pasar más tiempo jugando, pero el no tener una tecnología como la del DualSense en cierta manera también hace que pierdas esa inmersión que sí brinda la consola de Sony, y lo digo como alguien que ha pasado casi el mismo tiempo jugando en ambas consolas en los últimos dos meses.

Espero sin embargo que a lo largo de los siguientes meses y años Microsoft y los estudios interesados en realizar exclusivas puedan explotar al máximo el poder del hardware de la consola, porque esto amigos, esto solo es el inicio.